el género específico que constituye su principal función es el que recibe las denominaciones de retrato de estado oretrato regio (en el que el retratado es el gobernante); o también el más genérico en cuanto a las personas retratadas de retrato cortesano o retrato de corte. Cada uno de ellos presenta sus propias convenciones, iconografía y recursos expresivos, puestos al servicio del decorum que define los límites de lo apropiado a la hora de representar determinadas dignidades.
Al servicio de las cortes reales, de príncipes y nobles laicos y eclesiásticos, a menudo con un estatus privilegiado y con un rango protocolario equivalente al de chambelán, los pintores de cámara a veces contaban con un sueldo fijo.
El prestigio individual alcanzado a partir del Renacimiento por genios universalmente valorados como Miguel Ángel, Rafael Sanzio (el divino) o Leonardo da Vinci hizo que no sólo fueran los artistas los que buscaran prestigiarse trabajando para una gran corte, sino las cortes las que buscaran prestigiarse acogiendo a grandes artistas, como Van Dyck, Rubens o Velázquez, ya en el Barroco.
Anton Van Dyck (Amberes, 22 de marzo de 1599 – Londres, 9 de diciembre de 1641)
Pintor flamenco que fue uno de los retratistas más importantes y prolíficos del siglo XVII, y uno de los más brillantes en el manejo del color. Nació el 22 de marzo de 1599 en Amberes, hijo de un rico comerciante en sedas. A la edad de 11 años después de mostrar un talento artístico precoz, empezó a trabajar como aprendiz del pintor flamenco de temas históricos Hendrik van Balen. En 1618, sin haber cumplido los 19 años, fue admitido en el gremio de pintores de Amberes. Durante los dos años siguientes trabajó en el taller de Petrus Paulus Rubens en esa misma ciudad. En ese periodo sigue el estilo exuberante y dinámico de Rubens, que se manifiesta en El Prendimiento (1618?, Museo del Prado, Madrid). De 1620 a 1627 Van Dyck residió en Italia, donde fue un retratista muy solicitado y alcanzó su madurez artística. La fuerza de la pintura flamenca de su primera época se fue suavizando hasta dar paso a un estilo más elegante y solemne. En sus retratos de aristócratas italianos creó figuras idealizadas, con posturas enhiestas y orgullosas, físicos delgados y manos delicadas famosas por su expresividad. Influenciado por los grandes maestros venecianos Tiziano y Paolo Verones utilizó colores brillantes y de gran riqueza. Ningún pintor de la época superó a Van Dyck en los blancos tornasolados de los satenes, los azules suaves de las sedas o el carmesí de los terciopelos. Fue la quintaesencia de los pintores de la aristocracia y alcanzó especial fama en Génova, donde demostró una gran capacidad para plasmar a sus personajes con un parecido notable y desarrolló todo un repertorio de tipos de retratos que posteriormente le serían de gran utilidad en la corte de Carlos I de Inglaterra. Entre 1627 y 1632 regresó a Amberes, donde realizó retratos y cuadros religiosos. En 1632 se instaló en Londres como pintor de corte de Carlos I, que le nombró caballero poco después de su llegada. Retrató a gran parte de la aristocracia inglesa de la época y su estilo se tornó más suave y luminoso, con una pincelada menos cargada y mayor cantidad de toques de luz dorados y plateados. En algunos casos sus retratos muestran cierta rapidez y superficialidad en la realización, debido a la urgencia de ejecución para poder hacer frente al aluvión de encargos que recibía. En 1635 pintó su obra maestra, Carlos I como cazador (Louvre, París), en donde el monarca aparece de pie en una postura que realza su altiva elegancia. En el Museo del Prado se conserva una amplia muestra de sus obras, destacando los retratos de Sir Endimion Porter y Van Dyck, el del pintor Martin Ryckaert y un retrato ecuestre de Carlos I. Van Dyck fue uno de los pintores más influyentes del siglo XVII. Renovó el estilo flamenco y fundó la escuela inglesa de pintura, Joshua Reynolds y Thomas Gainsborough, retratistas pertenecientes a dicha escuela, fueron sus herederos artísticos.
Carlos I a caballo, 1636
Retrato de familia, 1621
Carlos I como cazador, 1631
Autorretrato, 1630
Peter Paul Rubens (Siegen, actual Alemania, 1577-Amberes, actual Bélgica, 1640)
Pintor flamenco. Fue la gran figura del Barroco en la Europa septentrional. Las fuentes lo recuerdan como un gran humanista, un idealista clarividente, hombre reservado y honesto que despreció la actitud arrogante de los poderosos. Tuvo más influencia que Rembrandt a pesar de que a su pintura grandilocuente le falta algo de sinceridad.
En las realizaciones de los años 1601-1614 (Adoración de los Magos, Anunciación, El descendimiento de la cruz), la personalidad artística de Rubens aparece ya definitivamente formada: grandiosidad y sentido dramático, dinamismo intenso, pasión por el dibujo. Paulatinamente, los intereses del artista se amplían y añade el género mitológico al religioso, así como el paisaje y el género costumbrista. Mitológicas son, de hecho, algunas de sus obras más conocidas, como Las tres Gracias, el Rapto de las hijas de Leucipo o Diana y las ninfas, en las que resulta evidente la inclinación del artista hacia las musculaturas poderosas, las carnes sonrosadas y exuberantes y las tonalidades claras y alegres.
Por otra parte, revalorizó el cuadro de caza y de batallas, un género muy adecuado a su preferencia por el dinamismo y las composiciones complejas, y sobresalió también como creador de escenas costumbristas (El jardín del amor) y de cartones para tapices, con grandes ciclos como la Historia de Aquiles y el Triunfo de la Eucaristía.
A partir de 1620 recibió importantes encargos de varias cortes europeas, entre ellos el de la historia de María de Médicis para el palacio del Luxemburgo de París y la decoración del salón de banquetes (banquetinghouse) del palacio de Whitehall, en Londres. En estas obras destinadas a la decoración de amplios ambientes, el genio pudo dar rienda suelta a su sentido monumental y decorativo de la pintura a través de enormes frescos cargados de figuras y de motivos ornamentales, en los cuales la composición se basa en grandes líneas diagonales que añaden, si cabe, mayor sensación de movimiento al conjunto.
En su faceta de retratista, Rubens se inclinó por la idealización de los rostros y la magnificencia de las actitudes; además de personajes importantes, retrató en obras encantadoras a sus dos esposas, Isabel Brandt y Helena Fourment; la primera murió en 1626 y cuatro años más tarde, en 1630, Rubens contrajo matrimonio con la segunda, una hermosa joven a la sazón de dieciséis años, a quien conocía desde niña.
Detalle autorretrato, 1623
El rapto de las hijas de Leucipo (1618)
La venus del espejo (1615)
Retrato de María de Médicis, 1622-1625
Simon Vouet (París, 9 de enero de 1590 - ídem, 30 de junio de 1649)
Pintor francés del período barroco. En su primera época fue caravaggista, si bien posteriormente fue clasicista. Miembro de una familia de pintores, se formó junto a su padre, Laurent. Viajó por Inglaterra e Italia, donde entró en contacto con el naturalismo caravaggesco y boloñés y con el cromatismo véneto. De regreso a París, entró al servicio de Luis XIII, para quien trabajó ampliamente; realizó también encargos para el cardenal Richelieu. Simon Vouet es uno de los pintores emblemáticos del barroco francés.
Existen varias pinturas relevantes de Vouet en museos españoles. Destacan: Alegoría del Tiempo y la Belleza (o El tiempo vencido por el amor, la belleza y la esperanza), Sagrada Familia (ambos en el Museo del Prado) y El rapto de Europa (Museo Thyssen-Bornemisza).
El tiempo vencido por la juventud y la belleza, 1627
Retrato alegórico de Ana de Austria, 1590-1649
Autorretrato
Diego Velázquez (Sevilla, hacia el 5 de junio de 1599 – Madrid, 6 de agosto de 1660)
Maestro sin par del arte pictórico, el sevillano Diego Velázquez adornó su carácter con una discreción, reserva y serenidad tal que, si bien mucho se puede decir y se ha dicho sobre su obra, poco se sabe y probablemente nunca se sabrá más sobre su psicología. Joven disciplinado y concienzudo, no debieron de gustarle demasiado las bofetadas con que salpimentaba sus enseñanzas el maestro pintor Herrera el Viejo, con quien al parecer pasó una breve temporada, antes de adscribirse, a los doce años, al taller de ese modesto pintor y excelente persona que fuera Francisco Pacheco. De él provienen las primeras noticias, al tiempo que los primeros encomios, del que sería el mayor pintor barroco español y, sin duda, uno de los más grandes artistas del mundo en cualquier edad.
Detalle autorretrato, 1643
El niño de Vallecas, 1643-45
Retrato del infante don Carlos, 1626-27
Detalle de Las Meninas, 1656
Las Hilanderas, 1658
Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales. La presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura que, junto con las enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo, fueron influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas. En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de Breda. En su última década su estilo se hizo más esquemático yabocetado alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el Retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las Meninas y Las hilanderas.
Su catálogo consta de unas 120 o 125 obras. El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con los pintores impresionistas franceses, para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su pintura y lo calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido».
La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.
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